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El cuerpo como territorio
Penélope InMotu
Innegablemente experimentamos este mundo a través del cuerpo, ya lo mencionaba Merleau-Ponty en su obra El ojo y el espíritu como “el centinela que asiste silenciosamente a mis palabras y actos”. Es este cuerpo el que narra nuestra historia; cada gesto guarda las memorias legadas de batallas y movilidades por las que hemos tenido que transitar para continuar el viaje de la vida, encontrándonos en un continuo diálogo con todo aquello que nos rodea, viviendo en una sociedad que se encuentra constantemente en conflicto.
En 2019 la ACNUR reportaba más de 70 millones de personas desplazadas a nivel global, con una tendencia a la alza; mientras que en México se reportan al menos 61, 637 personas desaparecidas. Independientemente de la nacionalidad, la humanidad comparte los retos que son menester de estar vivos, tanto del mundo interno, como del mundo externo; finalmente los territorios geográficos podrán desvanecerse, pero en el cuerpo permanece un poemario capaz de conectarnos a un territorio interno que nos contiene y recrea.
Patricia Alvarez en su proyecto Cuerpos que se Desplazan, reflexiona respecto al gesto y todas sus variantes, en sus palabras: es un continente de memorias pasadas y presentes, vividas y heredadas...y que en el marco de los flujos de desplazamientos se convierten en patrimonios de enorme valor material y simbólico para la construcción de lugares comunes de la resistencia, rebelión y lucha de muchos cuerpos.
Madrileña de ascendencia andaluz y castellana, se ha especializado en danzas orientales, flamenco y estudios de Filología Árabe e Islam. Con el objetivo de investigar el lenguaje del cuerpo y el gesto ha recorrido una serie de países que le permite tener un gran concepto cultural de los pueblos que componen la región mediterránea,
La primera vez que la he escuchado fue en su ponencia para el III Coloquio Universitario de Danza y Filosofía Cuerpos en Resistencia; me pareció absolutamente fascinante su planteamiento sobre las diferentes percepciones del cuerpo desplazado, pero más aún como era el gesto una especie de refugio y hogar interno, al que se podía acceder para sobrevivir en contextos hostiles; esto me hizo pensar inmediatamente en por qué la danza es tan poderosa, en todos sus espectros, pues contiene los códigos simbólicos de nuestra construcción interna y le da la oportunidad al cuerpo de ser canal y conexión con lo externo.
En nuestras danzas manifestamos creencias y anhelos; nos posicionamos frente al mundo mostrando lo más vulnerable y poderoso que poseemos, el cuerpo. Me he preguntado constantemente cómo hacer transición de los conflictos sociopolíticos al campo de las artes, como ir más allá de la forma y generar proyectos integrales para dar voz a estos conflictos.
Taigue Ahmed ha sido reconocido a nivel internacional por su trabajo artístico y labor social en los campos de refugiados de Chad. Sus creaciones coreográficas se valen de elementos tradicionales, así como contemporáneos. Teniendo una particular forma de crear narrativas y discursos que tienen como objetivo generar reflexiones sobre los refugiados, que no emanen de las masas, sino de los individuos, creando a partir de premisas que respondan a preguntas sobre ¿cómo imaginar un mejor mañana cuando sus perspectivas del presente parecen tan escasas? ¿Cómo borrar las huellas visibles de los refugiados? o ¿Cómo mantener la esperanza de que el campamento no será el final?;el exilio y la guerra son las realidades que han permeado al cuerpo.
En 2018 presentó en Alemania su proyecto WAIGNEDEH, pieza coreográfica que buscaba ofrecer una perspectiva diferente a la que los medios de comunicación presentan regularmente sobre la vida de los refugiados. Considero importante mencionar que Taigué vivió los estragos de la guerra, siendo un niño su madre lo vestía de niña para salvarlo de los soldados, y cuenta que haber crecido viendo cadáveres por todas partes, dejó una profunda huella en él.
Con el tiempo encontraría en la danza, su medio para contar y denunciar esas historias, que no eran escuchadas, dentro o fuera de África; y fundó la organización NDAM SE NA, con el propósito de generar proyectos pedagógicos a través de las artes performáticas, y así ayudar en los campos de refugiados a canalizar sus experiencias, haciendo alianzas con instituciones educativas como University of LEEDS (UK), Goethe Institute (Germany) y el El Centro Nacional de la Danza de París, entre otros.
Entonces se empoderar al cuerpo, al permitirle expresar lo impronunciable con palabras, de reconectar con la memoria colectiva a través del gesto; ¿Pero qué pasa si no hay cuerpo? ¿dónde ha quedado aquel territorio para sembrar esperanzas y cosechar afectos?
Era mayo del 2018 justamente regresaba de atender el aniversario X de BIDE. Llegaba a México en la búsqueda de iniciar nuevos proyectos, uno de ellos en Oaxaca.
Lamentablemente ese 10 de Mayo, Bruno Alonso Avendaño Martínez había desaparecido en el Itsmo de Tehuantepec; así fue como escuche por primera vez de Lukas Avendaño; antropólogo, muxe, performer, hermano de Bruno, y Mariposa Utópica.
“Buscando a Bruno” es el nombre del performance con el que Lukas hace su denuncia y búsqueda permanente , es el intento por falsear el criterio de verdad que habla sobre cifras estratosféricas de personas desaparecidas, y de que la justicia Méxicana, lejos está de interesarse en esclarecer los hechos.
El cuerpo de Lukas habla, grita, susurra; es un ser que puede mutar frente a tus ojos en cuestión de segundos, no requiere movimientos acrobáticos para dejarte sin palabras, su capacidad de ser y estar presente emana tal energía que te paraliza con una sóla mirada; y en contraste su dulce y franca sonrisa hacerte sentir una calidez en el corazón. Su cuerpo habita en una constante performatividad de la cotidianidad, que rompen criterios
La denuncia a través del mismo cuerpo de Lukas, hace visible la ausencia del cuerpo de Bruno, y así la de los más de 60 mil que se han reportado hasta el momento. En el documental “La Utopía de la Mariposa” de Miguel Crespo, Lukas menciona “Mi sueño y utopía: romper el cerco, no por venganza, si por justicia”.
Un cuerpo en estado de Danza es el eidos que se manifiesta en una corporeidad que habita en un eterno presente, creándose y desvaneciéndose, como el ciclo vida-muerte, modificando la realidad para alcanzar una consciencia pura y trascendental. Es el gesto que se convierte en ritual, la esperanza como potencial de cambio y la utopía del retorno.
Penélope InMotu es de México, bailarina, viajadora y tejedora de sueños. IG: @inmotudance. FB: Penélope InMotu.
Artículo dedicado a la memoria de Bruno, quien finalmente ha regresado a casa " El Santuario de las Mariposas"
Utópicas".
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